miércoles, 11 de marzo de 2009

7:19 p. m.
Opinión Editorial:
Da pena y vergüenza que una comunidad se lance a la protesta para que las autoridades, que están obligadas a prestar todos los servicios, les reparen siete kilómetros de calles.
Las comunidades de La Yaguita de Pastor, Pastor y Bella Vista, llevan ya tres días protestando, sin que nadie les haga caso.
Las protestas, desde un inicio se dijo que serían pacíficas ¿?
Ya al segundo día, el panorama estaba cambiando. Los enfrentamientos no se hicieron esperar.
Al ver los moradores de esos barrios que nadie les hacía caso a sus demandas, la protesta se desbordó.
La intervención de la Policía, para restablecer el orden, fue como echar un fósforo a la gasolina.
Y esa dejadez de quienes deben dar la cara ante los ciudadanos que pagan sus impuestos, ha permitido que esas protestas se salgan del control de las autoridades y los organizadores.
La Policía ha actuado con la brutalidad que la caracteriza desde su fundación.
Las bombas lacrimógenas han invadido el interior de las casas, sin preocuparse los agentes que las tiran, si dentro de ellas hay recién nacidos, asmáticos o personas mayores.
Y como es lógico, la reacción era de esperarse.
La noche del martes, el cuartel policial de La Yaguita fue apedreado por desconocidos y los agentes repelieron el ataque con sus armas. Un señor de años resultó herido de perdigones.
Las autoridades han tenido que militarizar esos barrios y no obstante esa medida, se han producido intercambios de disparos y bombazos entre policías y manifestantes.
Esto significa, que sólo en estos tres sectores de Santiago de los Caballeros, se ha perdido el sentido de autoridad, porque el silencio gubernamental ha permitido la desobediencia civil.
Ojalá, que esta misma situación no se repita en otros lugares donde también la apatía de los funcionarios del gobierno han provocado acciones de protestas.

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