lunes, 19 de enero de 2009

8:51 p. m.
POR JOSE PIMENTEL MUÑOZ*

SANTO DOMINGO.- La Cámara de Diputados haría un gran favor a la nación si se abocara, con presteza y seriedad, al conocimiento a fondo del proyecto de Ley General de Aguas que tiene en sus manos y que fue nutrido hace algunos meses por un anteproyecto elaborado por el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI).

Se trata de un asunto vital que, si bien no está rodeado de mucha publicidad y de las llamaradas que generan los asuntos políticos, tiene más importancia que muchos otros temas en la agenda de prioridades de la Cámara Baja.

Recientemente el director del INDRHI -ingeniero Héctor Rodríguez Pimentel- dictó una amplia conferencia en la sede del Colegio Dominicano de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores (CODIA), en la cual planteó con suficiente claridad cuál es la importancia que para República Dominicana tiene aprobar lo que también se conoce como Código de Agua.

Vale resaltar que Rodríguez Pimentel, quien improvisó sus palabras (es decir, habló sin papel), mantuvo atento al auditorio, durante una hora, a conceptos, datos e informaciones de enorme contundencia que sería deseable lleguen con nitidez a todos los sectores pensantes de la nación.

Cuando le oíamos (de pie al fondo del salón de actos de la añeja sede del CODIA, repleta de miembros de la entidad y de personas interesadas en el tema del agua), nos pasaba por la mente la idea de que se debe realizar toda una campaña a nivel nacional sobre lo que podría llamarse la problemática del agua. Una jornada de información, concientización y discusión sobre la situación de los recursos hídricos y las medidas que necesitamos implementar.

Un esfuerzo destinado, por ejemplo, a demostrar a todos que los asuntos del agua son de mayor urgencia y trascendencia en estos momentos que la reforma constitucional y que cualquier reforma tributaria que se tenga en mente.

Rodríguez Pimentel, miembro activo del CODIA, fue a esta institución en la zona colonial capitalina, por invitación de su dirigencia, pero bien haría en llevar por propia iniciativa sus interesantes conceptos a otros escenarios, aún a riesgo de que –como es dirigente político- se le acuse de estar en laborantismo partidario.

Cada ciudadano consciente que lo escuche tendrá que convenir en que es urgencia de la hora conocer, discutir y aprobar el Código de Aguas, proceso intenso y fatigoso que, obviamente, requiere de previa y debida publicidad.

Sin entrar en mayores detalles, es oportuno puntualizar que cinco países latinoamericanos han aprobado su Ley de Agua: México, Brasil, Chile, Colombia y Panamá, por lo que República Dominicana sería el sexto en establecer una legislación de este tipo.

No debe olvidarse que el agua será el elemento fundamental del mayor conflicto geopolítico del siglo XXI y que, según los expertos, en el año 2025 la demanda del líquido será un 56% superior que el suministro. Como escribió la revista Fortune, "el agua promete ser en el siglo XXI lo que fue el petróleo para el siglo XX, el bien precioso que determina la riqueza de las naciones".

El estatuto jurídico que se procura, busca concentrar en la Autoridad Nacional del Agua (ANAGUA), como Órgano Rector, las decisiones y gestiones para la generación, distribución y consumo eficiente y racional del agua. También, establecer una tarifa para el cobro del consumo del agua a los usuarios, destinar los recursos económicos recibidos por ese concepto a la reforestación de las cuencas hidrográficas (25%) y a la construcción y mantenimiento de las obras hidráulicas que requiera el país (75%).

Además, establecer una política hídrica en el país, mediante la puesta en marcha del Plan Hidrológico Nacional, que incluye la programación de la inversión en obras hidráulicas, a 10 años, como marco general, definir políticas claras para otorgar permisos, autorizaciones y concesiones para el uso del agua, tendentes a evitar el despilfarro, la contaminación y el mal uso de ese recurso.

*El autor es periodista

Pimentelmunoz_jose@hotmail.com

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