viernes, 9 de enero de 2009

11:38 a. m.
“Que el Pueblo Juzgue”
Por Lázaro Ramos.


Una vez más compruebo fehacientemente, que el ex presidente Hipólito Mejía, sigue siendo el “amo y señor” de las irredentas base del glorioso Partido Revolucionario Dominicano (PRD), el partido de su hermano del alma, doctor José Francisco Peña Gómez.
Resulta, que quién esto escribe, fue invitado formalmente al encuentro-agasajo que le ofreció a los miembros de la distinguida Prensa Nacional, el recién pasado día viernes 12 de Diciembre, en su preciosa “finquita” de Cambita, Provincia de San Cristóbal.
Acudí allí, para observar con mis propios ojos, el “poder de convocatoria” del ex gobernante y “dueño” de las simpatías de los hombres y mujeres de la prensa nacional e internacional, pues el suscrito, además de columnista de varios periódicos nacionales desde hace muchos años, es además, corresponsal en República Dominicana, del prestigioso periódico Norteamericano: “Quisqueya Internacional”, que tiene una profusa circulación, tanto en Nueva York, como en Nueva Jersey, Estados Unidos de Norteamérica, donde se edita.
Yo puedo afirmarle al país y al mundo, que Hipólito Mejía, dio un “palo”, pues allí nos dimos cita todos y cada uno de los periodistas dominicanos que hacemos opinión pública. Yo, se lo dije personalmente a Hipólito, delante de varios colegas y compañeros de partido.
Con ese agasajo a los miembros de la prensa nacional, Hipólito Mejía, demostró una vez más, que es el “dueño” de las simpatías, no sólo de los colegas periodistas, sino también de las irredentas bases del PRD. Ese legado, se lo dejó el compañero y gran amigo, Peña Gómez a Hipólito Mejía.
Hipólito Mejía, es cariñoso, afable, sincero, franco y sobretodo, consecuente hasta con sus adversarios políticos. Eso lo sabe todo el mundo en República Dominicana. El futuro político de Hipólito es “promisorio”, porque esas cualidades no las poseen muchos políticos en este país. Con eso se nace. “Eso no se compra en la botica”, tal y como reza el dicho popular.
Desde esta honorable tribuna, sólo me resta felicitar de corazón al gran y consecuente amigo Hipólito Mejía, por ese “palo” que dio y sobretodo, por ese grandioso “poder de convocatoria” que demostró.
¡Enhorabuena, presidente, caro amigo y compañero!

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