domingo, 14 de diciembre de 2008

2:01 p. m.
IRAK.- El presidente estadounidense, George W. Bush, declaró este domingo en Bagdad, en una visita sorpresa de despedida a Irak, que la intervención norteamericana en 2003 fue difícil pero necesaria.
"La tarea no fue fácil pero era necesaria para la seguridad estadounidense, la esperanza de los iraquíes y la paz en el mundo", dijo Bush al término de su encuentro con su homólogo iraquí, Jalal Talabani, a cinco semanas de su abandono de la Casa Blanca.
"Estoy encantado de haber tenido la oportunidad de volver a Irak antes del final de mi Presidencia", añadió.
Recibido en el aeropuerto de Bagdad por el comandante de la fuerza multinacional en Irak, el general Raymond Odierno, Bush tomó a continuación un helicóptero para reunirse con Talabani.
Tras los himnos nacionales iraquí y estadounidense, ambos presidentes pasaron revista a la guardia de honor antes de dirigirse a la residencia presidencial, en el centro de Bagdad. Después de su encuentro, Talabani calificó al presidente estadounidense de "gran amigo del pueblo iraquí, que nos ayudó a liberar a nuestro país".
Bush, por su parte, tenía previsto reunirse a continuación con el primer ministro iraquí, Nuri al-Maliki, y firmar de forma simbólica el acuerdo de seguridad concluido entre Bagdad y Washington después de casi un año de negociaciones. Ese acuerdo "marca nuestra amistad y representa un medio para ayudar a los iraquíes a realizar las promesas de una sociedad libre", subrayó el presidente estadounidense.
El acuerdo, ratificado en noviembre por el Parlamento iraquí, fija el marco de la retirada total de los 146.000 soldados estadounidenses de Irak para finales de 2011. Pondrá así fin a ocho años de presencia militar norteamericana en Irak. Según ese pacto, las unidades de combate del ejército de Washington deberán haber abandonado las ciudades, pueblos y localidades iraquíes antes del 30 de junio de 2009.
Bush también tiene previsto entrevistarse con el presidente del Kurdistán iraquí, Massud Barzani, y los otros dirigentes iraquíes llegados al poder tras la caída del ex presidente Sadam Hussein, en abril de 2003. Entre esos dirigentes se encuentra Abdel Haziz al-Hakim, líder del Consejo Supremo Islámico de Irak, principal apoyo chiita del primer ministro.
Bush -que abandonará su cargo el 20 de enero para pasar el testigo al presidente electo, Barack Obama- ya viajó a Irak en noviembre de 2003, en junio de 2006 y en septiembre de 2007.
Desde la invasión de marzo de 2003, más de 4.200 militares estadounidenses han muerto en Irak, así como decenas de miles de iraquíes.
Obama, reiteró durante su campaña electoral que quiere que las tropas estadounidenses se retiren de Irak en los 16 meses siguientes a su investidura. Este deseo lo comparte la mayoría de los estadounidenses, según los sondeos. En una conferencia de prensa, el 1 de diciembre, Obama reafirmó su deseo de que las brigadas de combate estadounidenses se retiren de Irak en un plazo de 16 meses. Sin embargo, matizó que escuchará los consejos de los militares al respecto.
El sábado, en una visita del secretario estadounidense de Defensa, Robert Gates, a Balad, al norte de Bagdad, el general Odierno afirmó que los militares norteamericanos permanecerán después de junio de 2009 en las ciudades y pueblos de Irak para aconsejar y entrenar al ejército local. Las palabras de Odierno hicieron que el líder radical chiita Moqtada Sadr, hostil a la presencia estadounidense en Irak, acusase este domingo a los norteamericanos de no mantener su palabra.

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