lunes, 13 de octubre de 2008

10:54 a. m.
Por Fausto Triana
París, 13 oct (PL) Nunca se sabe a ciencia cierta qué hay detrás del telón en toda la estructura de la crisis financiera internacional, pero si es claro que algunos están muy molestos y quieren castigo para los responsables.
La avaricia tuvo excesos impensables que salen ahora a la luz pública. Evidencia palpable de los manejos plagados de ambiciones de un capitalismo desenfrenado, como reconocen los propios dignatarios europeos.
En París hay un ejemplo inocultable. Se trata de un edificio de 180 metros de altura, de dos torres de 40 pisos cada una, por el cual en marzo de 2007 el banco estadounidense de inversiones Lehman Brother pagó dos mil 11 millones de euros.
Se ubica en el barrio de negocios parisino de La Défense y se ha convertido desde la quiebra de Lehman Brothers en objeto de la codicia y el deseo. Será pronto rematado y una inmobiliaria ofrece entre 1,1 y 1,8 mil millones de euros.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, al frente de la Unión Europea (UE) este semestre, parece reflejar el malestar de un importante sector del mundo de las finanzas que hace catarsis con duras críticas por lo ocurrido.
Sin embargo, ni Sarkozy ni el grupo que representa, están dispuestos a hacer borrón y cuenta nueva. Algunos tendrán que asumir sus responsabilidades en la crisis financiera internacional, así como replanteamientos y cambios, dijo de forma categórica.
Fue al cierre de la cumbre emergente de los 15 países del Eurogrupo efectuada en París. Aunque mostraba señales de satisfacción por acercarse a las soluciones, por primera vez el jefe de Estado de Francia no transpiraba satisfacción.
Después de todo lo que ha pasado, me parece que habrá consecuencias y deberán sacarse conclusiones muy profundas, acotó visiblemente fatigado luego de cumplir intensas negociaciones a lo largo de los últimos 10 días, incluidas dos reuniones cimeras.
En busca de una salida dentro de un tortuoso camino en el cual todavía no se ve la luz al final del túnel, el Eurogrupo, compuesto por quienes usan el euro como moneda, se plantea reactivar el mercado interbancario.
Los miembros de la Eurozona, que aspiran a sumar a todo el bloque comunitario de los 27 de la UE, se proponen garantizar, asegurar o suscribir ellos mismos los empréstitos hechos por los bancos en el mercado.
Según la Declaración Conjunta adoptada en París, se trata de completar las acciones de refinanciación a corto plazo emprendidas por el Banco Central Europeo (BCE).
Asimismo ponderan la perspectiva de que los Estados puedan reforzar los fondos propios de los bancos para que éstos sigan jugando su papel de financiación de la economía al prestar dinero a empresas y particulares.
No excluyen la posibilidad, casi inminente, de recapitalización de los bancos en dificultades por parte de los Estados, a la vez que subrayan la idea de flexibilizar las reglas contables.
Por último, los gobiernos quieren reforzar los procedimientos de intercambios de informaciones, que incluyen además al actual presidente de la UE y los titulares del Banco Central Europeo y del Eurogrupo con el fin de permitir un seguimiento instantáneo y constante.

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