¿Cual
diferencia ideológica hay entre Carolina Mejía y Angelita de Vargas, lo mismo
que con Yanet Camilo, Peggy Cabral, Alejandrina Germán, Licelot Marte, Cristina
Lizardo, Ligia Amada de Melo, Sonia Mateo, y con cualquier otra de esa inmensa
cantera de mujeres conservadoras y derechistas que tercian en la política
dominicana?
En
este escenario, y ante el hecho de la posible escogencia de Carolina Mejía para
ocupar la Vicepresidencia de la República por el PRM, nos preguntamos: ¿es ella
la persona idónea, para ocupar esa alta posición, porque ocurra cualquier
motivo o circunstancia que den al traste con la vida o la salud del presidente
de la República? ¿De ser así, estaría el país en las mejores manos? ¿Es
ella la persona, que como presidenta de la República nos conduciría por los
senderos de justicia social, que estamos prometiendo llevar a cabo en nuestros
discursos de campaña? ¿Tendrá ella, la capacidad, el coraje y toda la voluntad
política para enfrentar los tantos males que están arruinando a nuestra
nación? ¿Enfrentaría ella los problemas del país, tal como lo han hecho
en Argentina Cristina Kirchner, Michelle Bachelet en Chile, Ángela Merkel en
Alemania, o tal como lo hicieron Golda Meir en Israel e Indira Gandhi en la
India? ¿Tiene ella algo de Rosa Luxemburgo, María Trinidad Sánchez,
Salomé Ureña, Minerva Mirabal, Aniana Vargas, Piky Lora, Virtudes Alvarez, o
Mamá Tingó?
¿Enfrentaría
Carolina esas mafias internacionales que están saqueando a nuestra patria?
¿Tendría ella la voluntad y decisión para renegociar el leonino contrato con la
Barrick Gold, para obligarlos, a que en vez del 3%, sean nuestros beneficios el
50%, pero que además, le elimine a esa transnacional todos esos vergonzosos
subsidios para combustible y abusivas exoneraciones, pero que también logre,
que las operaciones de esa empresa sean menos dañinas al medio ambiente, que
pague por el uso de agua de la Presa de Hatillo y que controle la cantidad de
oro que se saca del país, para los fines de los diversos pagos que nos
corresponden?
¿Renegociaría
la presidenta Carolina, todos esos absurdos contratos que los malos gobiernos
que hemos tenido han firmado a los suplidores de electricidad y a los
constructores de carreteras y administradores de peajes, puertos, aeropuertos y
otros? ¿Qué haría ella, para eliminar o corregir la tremenda desigualdad
social, que nos devora. ¿Lleva ella en su sangre ejecutar un proyecto de
nación? ¿En verdad, es inherente a su naturaleza humana la vocación social
de un político que ejerce su activismo como un apostolado?
¿Enfrentaría
Carolina, a los empresarios dominicanos que evaden impuestos fiscales y
arancelarios, y que por demás, se creen dueños absolutos del país? ¿Defenderá
ella a los trabajadores de esta gente, que por nada del mundo, quieren pagar
salarios justos? ¿Se enfrentaría ella a la especulación y a la
manipulación de los precios, lesivos al consumidor?
¿Enfrentaría
ella al crimen organizado en sus diferentes manifestaciones, versiones y
vertientes, lo mismo que el nepotismo, la corrupción y los corruptos con todo
el rigor debido de la ley? ¿Bajo qué criterios elegiría a sus
funcionarios? ¿Cuál sería su autoridad ante los altos mandos militares y
funcionarios en general?
¿Qué
haría Carolina con el caso de Sans Souci, un puerto que vale más de 10 mil
millones de dólares y que graciosamente se lo hemos regalado a los
Vicini? ¿Frenará ella la inmigración haitiana, sellando la frontera y
acabando con la trata que para la explotación de mano de obra barata tienen
terratenientes y constructores de las obras del Estado? ¿Eliminará ella
los subsidios y privilegios irritantes, que se les otorgan a los más ricos?
¿Trabajará ella, para aliviar la vida de los pobres, o se inclinará por
favorecer a los más ricos, como siempre lo han hecho los demás?
¿Defenderá
Carolina el país del neoliberalismo, impuesto por el norte revuelto y brutal,
cuyas políticas, han sido elaboradas para saquear y dominar a nuestros
pueblos? ¿Qué haría ella, por la salud, la educación, la justicia… por
los pobres? ¿Cómo enfrentaría ella la corrupción que nos arropa y la
inseguridad que nos arruina? ¿Acabaría ella con la mafia de OISOE y con
todas las mafias que se han entronizado y adueñado del país? ¿Cuál será
el curso final de Loma Miranda en una presidencia de Carolina Mejía? ¿Y
la carrera de préstamos con la banca internacional y los organismos
internacionales, seguirán como hasta ahora, endeudando el país a expensas de la
soberanía? ¿Y la piratería con las tierras del CEA, por parte de los
industriales del turismo nacional e internacional, lo mismo que los abusivos
subsidios y exenciones fiscales y aduanales a estos sectores y otros, serán
eliminados en un gobierno presidido por Carolina?
No
olvidemos, que en nuestro país, hoy todo es una mafia; la mafia en educación,
la mafia del desayuno escolar, la mafia de los comedores económicos, la mafia
dentro de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional; la mafia en obras públicas y
en todo el sector de la construcción, la mafia de la justicia; la mafia de la
salud, la mafia de minería y Medio Ambiente; la mafia de la cancillería; la
mafia del Palacio Nacional; la mafia del sector agropecuario; la mafia del
sector eléctrico; la mafia de los medios de comunicación, la mafia de los
banqueros, la mafia de los narcotraficantes y así sucesivamente, mas la
mini-mafias existentes a todo lo largo y ancho del territorio nacional.
¿Tendrá Carolina todo el bagaje, para enfrentar todas estas mafias?
¿Estará
la joven Carolina mentalmente preparada para soportar sobre sus hombros toda la
carga emocional, que le sobrevendría de llegar a ocupar la primera magistratura
de la República? ¿No la estamos madurando como con carburo? ¿No
hubiese sido mejor, que primero ella hubiese adquirido madurez y experiencia siendo
primero diputado, senadora o síndico? ¿Con este conocimiento al vapor, no
le estaremos haciendo un daño a ella, al país y a sus instituciones?
Dejo
al lector, su opinión al respecto.
Reflexiones finales
Previo
a escribir estas cuartillas, he conversado sobre este tema con decenas de
individuos y personajes, de los cuales busco su opinión, para como el rey
sabio, antes de tomar una decisión, nutrirme con los malos y buenos
consejos. En ese trabajo de campo, me llamó la atención, como muchos
llaman a aterrizar para aceptar esta vicepresidencia sin rechistar en aras de
sellar la unidad de nuestro Partido. Otros, que se revelan como hipolitistas,
manifiestan su alegría ante este posible hecho, y sustentan su apoyo,
argumentado que la joven Carolina, es una persona muy inteligente y preparada,
resaltando, que es una economista de “jaiva”, por querer decir, de Harvard.
Bueno…
a este segmento poblacional, mayormente militante de nuestro Partido y otros,
los provoco diciéndoles: el hecho de que una persona sea egresado de Harvard,
no lo acredita para que sea buen gobernante, pues está probado, que los
egresados de Harvard y de todas las universidades con esa categoría, han sido
los peores gobernantes y funcionarios para sus pueblos, pues en esos lugares -les
explico- forman los neoliberales, es decir, los hombres y mujeres adoctrinados
para que sean capitalistas fundamentalistas. Para ilustración les
cito a los egresados de la universidad de Chicago (los chicagos boy), los
cuales, destruyeron muchas economías de países de América del Sur, la de México
y Haití. Y refuerzo estos criterios, recordándoles, que buenos
gobernantes como Lula, Evo Morales, los Kirchner, Nelson Mandela, Rafael
Correa, Juan Bosch, Antonio Guzmán y otros, no pasaron ni en sueño por esas
universidades. Además, les traigo a colación, que la CIA, entrena en
estos altos centros de estudios a individuos que recluta en diferentes países,
y que luego usa, para llevar a cabo sus planes de dominación y saqueo.
Como ejemplo de esta práctica -le refiero- el caso de Leopoldo López de
Venezuela. De las reacciones de mis contertulios a mis peroratas, después
les cuento.
Tome
en cuenta el lector, que me estoy refiriendo únicamente a lo ideológico, a lo
puramente político, evaluación a la que tiene que someterse, todo el que haga
vida política, sin que se sienta ofendido; claro, siempre y cuando esta se haga
con la debida altura conceptual, respetando la honorabilidad e integridad de
las personas. Hago esta aclaración, porque en nuestro país, políticamente
atrasado, no hay tradición de someter a sus dirigentes políticos y gobernantes
o aspirante a ello, a este tipo de escrutinio, puesto que, aunque alardeamos de
que somos democráticos, impera la censura y se impone el miedo ante las “vacas
sagradas”, por temor a ser aniquilado, en un medio, donde los del establisment,
con el poder compartido que disfrutan, si lo enfrentamos, juegan a destruirnos.
Yo
sé, que con artículos como este y otros, corro el peligro de ser embestido por
las fuerzas aludidas. Familiares y amigos me advierten, que si gana Luis,
ven difícil que yo forme parte de su gobierno, pese a que yo he sido el primer
ideólogo del PRM y uno de los pilares del proyecto: “Luis Abinader Presidente
2016-2020”.
Pero en mi caso, se da la situación, que no ando detrás de un empleo, sino,
tras un proyecto de nación, pero además, como me ha dado con ser escritor, y
quiero ser uno autentico o emular a los que los son, por tales motivos, no
negocio mis convicciones y principios, ni dejo que el temor me doblegue.
En
esta labor he entendido y experimentado, que escribir contra los poderes
establecidos es peligroso y un cosechar ingratitudes. Es lo que, han
experimentado los auténticos en cualquier quehacer de la vida. Por
escribir y decir de algún modo lo que piensan, los obreros de textos
revolucionarios han sufrido cárceles, torturas, exilios, persecuciones y
muertes. A veces pienso no escribir todas estas cosas que expongo, para
evitarme los disgustos que acarrean, pero la fuerzas interiores que nos
instigan compulsivamente a escribir, son superiores a las que se oponen. Así
salen a la luz textos como este, que tocan intereses, que pueden aniquilarnos o
hacernos daño, si se lo disponen.
Se
supone, que en este tiempo en la República Dominicana, disfrutamos de una
democracia plena, en la que yo, como cualquier otro ciudadano debe sentirse
libre para expresar sus opiniones, sin que sienta temor a represalias.
Esto es lo hermoso de la democracia, en lo que, con el debate de las ideas, se
contribuye al progreso de los pueblos. En nombre de ese derecho
constitucional que me asiste, como dominicano, he expuesto los criterios que
tengo sobre la posible nominación vicepresidencial de Carolina Mejía. No
es un asunto personal contra ella, ni contra su todo poderoso padre, sino más
bien, un asunto político, un debate de ideas, que he tratado por considerarlo
de suma importancia para la nación, en lo concerniente al presente y al futuro
de la patria.
Entiéndase,
que no me estoy oponiendo a la nominación de Carolina, sino analizándola, para
aclarar las dudas que sobre la misma tenemos, asegurando, que si esas dudas son
despejadas con argumentos lógicos y veraces, seremos de los primeros en
apoyarla, defenderla y promoverla. De mi parte, este recto. En
contraposición, queda a los que sustentan esta candidatura, despejar la
incógnitas, principalmente las relativas a que no estamos frente a un caso, en
que se persigue instaurar una dinastía familiar, que ésta candidata, verdaderamente
aportará un caudal significativos de votos, que ésta sellará la unión del
Partido, que ella tiene los méritos políticos y jerarquía por antigüedad
partidaria para aspirar a esta posición por encima de tantos hombres y mujeres
que desde muy jóvenes han sacrificado sus bienes y vidas por un Partido y un
pueblo, al cual hoy se aspira a dirigir, y sobre todo, que contrario a lo que
muchos piensan, con esta mujer de presidenta de nombre Carolina Mejía, sí
podemos contar para llevar a cabo el verdadero proyecto de nación duartiano,
que hemos estado proclamando en nuestros discursos de campaña electoral.
Finalmente
yo pregunto: ¿es buena, válida y pertinente esta reflexión mía?
Una
vez más, dejo la palabra a mis lectores.
Autor: Miguel Espaillat Grullón. Vive en Nueva York
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