sábado, 5 de marzo de 2016

11:33 a. m.


¿Cual diferencia ideológica hay entre Carolina Mejía y Angelita de Vargas, lo mismo que con Yanet Camilo, Peggy Cabral, Alejandrina Germán, Licelot Marte, Cristina Lizardo, Ligia Amada de Melo, Sonia Mateo, y con cualquier otra de esa inmensa cantera de mujeres conservadoras y derechistas que tercian en la política dominicana?
En este escenario, y ante el hecho de la posible escogencia de Carolina Mejía para ocupar la Vicepresidencia de la República por el PRM, nos preguntamos: ¿es ella la persona idónea, para ocupar esa alta posición, porque ocurra cualquier motivo o circunstancia que den al traste con la vida o la salud del presidente de la República?  ¿De ser así, estaría el país en las mejores manos? ¿Es ella la persona, que como presidenta de la República nos conduciría por los senderos de justicia social, que estamos prometiendo llevar a cabo en nuestros discursos de campaña? ¿Tendrá ella, la capacidad, el coraje y toda la voluntad política para enfrentar los tantos males que están arruinando a nuestra nación?  ¿Enfrentaría ella los problemas del país, tal como lo han hecho en Argentina Cristina Kirchner, Michelle Bachelet en Chile, Ángela Merkel en Alemania, o tal como lo hicieron Golda Meir en Israel e Indira Gandhi en la India?  ¿Tiene ella algo de Rosa Luxemburgo, María Trinidad Sánchez, Salomé Ureña, Minerva Mirabal, Aniana Vargas, Piky Lora, Virtudes Alvarez, o Mamá Tingó?
¿Enfrentaría Carolina esas mafias internacionales que están saqueando a nuestra patria?  ¿Tendría ella la voluntad y decisión para renegociar el leonino contrato con la Barrick Gold, para obligarlos, a que en vez del 3%, sean nuestros beneficios el 50%, pero que además, le elimine a esa transnacional todos esos vergonzosos subsidios para combustible y abusivas exoneraciones, pero que también logre, que las operaciones de esa empresa sean menos dañinas al medio ambiente, que pague por el uso de agua de la Presa de Hatillo y que controle la cantidad de oro que se saca del país, para los fines de los diversos pagos que nos corresponden?
¿Renegociaría la presidenta Carolina, todos esos absurdos contratos que los malos gobiernos que hemos tenido han firmado a los suplidores de electricidad y a los constructores de carreteras y administradores de peajes, puertos, aeropuertos y otros? ¿Qué haría ella, para eliminar o corregir la tremenda desigualdad social, que nos devora. ¿Lleva ella en su sangre ejecutar un proyecto de nación?  ¿En verdad, es inherente a su naturaleza humana la vocación social de un político que ejerce su activismo como un apostolado?
¿Enfrentaría Carolina, a los empresarios dominicanos que evaden impuestos fiscales y arancelarios, y que por demás, se creen dueños absolutos del país? ¿Defenderá ella a los trabajadores de esta gente, que por nada del mundo, quieren pagar salarios justos?  ¿Se enfrentaría ella a la especulación y a la manipulación de los precios, lesivos al consumidor?
¿Enfrentaría ella al crimen organizado en sus diferentes manifestaciones, versiones y vertientes, lo mismo que el nepotismo, la corrupción y los corruptos con todo el rigor debido de la ley?  ¿Bajo qué criterios elegiría a sus funcionarios? ¿Cuál sería su autoridad ante los altos mandos militares y funcionarios en general?
¿Qué haría Carolina con el caso de Sans Souci, un puerto que vale más de 10 mil millones de dólares y que graciosamente se lo hemos regalado a los Vicini?  ¿Frenará ella la inmigración haitiana, sellando la frontera y acabando con la trata que para la explotación de mano de obra barata tienen terratenientes y constructores de las obras del Estado?  ¿Eliminará ella los subsidios y privilegios irritantes, que se les otorgan a los más ricos? ¿Trabajará ella, para aliviar la vida de los pobres, o se inclinará por favorecer a los más ricos, como siempre lo han hecho los demás?
¿Defenderá Carolina el país del neoliberalismo, impuesto por el norte revuelto y brutal, cuyas políticas, han sido elaboradas para saquear y dominar a nuestros pueblos?  ¿Qué haría ella, por la salud, la educación, la justicia… por los pobres?  ¿Cómo enfrentaría ella la corrupción que nos arropa y la inseguridad que nos arruina?  ¿Acabaría ella con la mafia de OISOE y con todas las mafias que se han entronizado y adueñado del país?  ¿Cuál será el curso final de Loma Miranda en una presidencia de Carolina Mejía?  ¿Y la carrera de préstamos con la banca internacional y los organismos internacionales, seguirán como hasta ahora, endeudando el país a expensas de la soberanía?  ¿Y la piratería con las tierras del CEA, por parte de los industriales del turismo nacional e internacional, lo mismo que los abusivos subsidios y exenciones fiscales y aduanales a estos sectores y otros, serán eliminados en un gobierno presidido por Carolina?
No olvidemos, que en nuestro país, hoy todo es una mafia; la mafia en educación, la mafia del desayuno escolar, la mafia de los comedores económicos, la mafia dentro de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional; la mafia en obras públicas y en todo el sector de la construcción, la mafia de la justicia; la mafia de la salud, la mafia de minería y Medio Ambiente; la mafia de la cancillería; la mafia del Palacio Nacional; la mafia del sector agropecuario; la mafia del sector eléctrico; la mafia de los medios de comunicación, la mafia de los banqueros, la mafia de los narcotraficantes y así sucesivamente, mas la mini-mafias existentes a todo lo largo y ancho del territorio nacional.  ¿Tendrá Carolina todo el bagaje, para enfrentar todas estas mafias?
¿Estará la joven Carolina mentalmente preparada para soportar sobre sus hombros toda la carga emocional, que le sobrevendría de llegar a ocupar la primera magistratura de la República?  ¿No la estamos madurando como con carburo?  ¿No hubiese sido mejor, que primero ella hubiese adquirido madurez y experiencia siendo primero diputado, senadora o síndico?  ¿Con este conocimiento al vapor, no le estaremos haciendo un daño a ella, al país y a sus instituciones?
Dejo al lector, su opinión al respecto.
Reflexiones finales
Previo a escribir estas cuartillas, he conversado sobre este tema con decenas de individuos y personajes, de los cuales busco su opinión, para como el rey sabio, antes de tomar una decisión, nutrirme con los malos y buenos consejos.  En ese trabajo de campo, me llamó la atención, como muchos llaman a aterrizar para aceptar esta vicepresidencia sin rechistar en aras de sellar la unidad de nuestro Partido. Otros, que se revelan como hipolitistas, manifiestan su alegría ante este posible hecho, y sustentan su apoyo, argumentado que la joven Carolina, es una persona muy inteligente y preparada, resaltando, que es una economista de “jaiva”, por querer decir, de Harvard.
Bueno… a este segmento poblacional, mayormente militante de nuestro Partido y otros, los provoco diciéndoles: el hecho de que una persona sea egresado de Harvard, no lo acredita para que sea buen gobernante, pues está probado, que los egresados de Harvard y de todas las universidades con esa categoría, han sido los peores gobernantes y funcionarios para sus pueblos, pues en esos lugares -les explico- forman los neoliberales, es decir, los hombres y mujeres adoctrinados para que sean capitalistas fundamentalistas.   Para ilustración les cito a los egresados de la universidad de Chicago (los chicagos boy), los cuales, destruyeron muchas economías de países de América del Sur, la de México y Haití.  Y refuerzo estos criterios, recordándoles, que buenos gobernantes como Lula, Evo Morales, los Kirchner, Nelson Mandela, Rafael Correa, Juan Bosch, Antonio Guzmán y otros, no pasaron ni en sueño por esas universidades.  Además, les traigo a colación, que la CIA, entrena en estos altos centros de estudios a individuos que recluta en diferentes países, y que luego usa, para llevar a cabo sus planes de dominación y saqueo.  Como ejemplo de esta práctica -le refiero- el caso de Leopoldo López de Venezuela.  De las reacciones de mis contertulios a mis peroratas, después les cuento.
Tome en cuenta el lector, que me estoy refiriendo únicamente a lo ideológico, a lo puramente político, evaluación a la que tiene que someterse, todo el que haga vida política, sin que se sienta ofendido; claro, siempre y cuando esta se haga con la debida altura conceptual, respetando la honorabilidad e integridad de las personas.  Hago esta aclaración, porque en nuestro país, políticamente atrasado, no hay tradición de someter a sus dirigentes políticos y gobernantes o aspirante a ello, a este tipo de escrutinio, puesto que, aunque alardeamos de que somos democráticos, impera la censura y se impone el miedo ante las “vacas sagradas”, por temor a ser aniquilado, en un medio, donde los del establisment, con el poder compartido que disfrutan, si lo enfrentamos, juegan a destruirnos.
Yo sé, que con artículos como este y otros, corro el peligro de ser embestido por las fuerzas aludidas.  Familiares y amigos me advierten, que si gana Luis, ven difícil que yo forme parte de su gobierno, pese a que yo he sido el primer ideólogo del PRM y uno de los pilares del proyecto: “Luis Abinader Presidente 2016-2020”.  Pero en mi caso, se da la situación, que no ando detrás de un empleo, sino, tras un proyecto de nación, pero además, como me ha dado con ser escritor, y quiero ser uno autentico o emular a los que los son, por tales motivos, no negocio mis convicciones y principios, ni dejo que el temor me doblegue.
En esta labor he entendido y experimentado, que escribir contra los poderes establecidos es peligroso y un cosechar ingratitudes.  Es lo que, han experimentado los auténticos en cualquier quehacer de la vida.  Por escribir y decir de algún modo lo que piensan, los obreros de textos revolucionarios han sufrido cárceles, torturas, exilios, persecuciones y muertes.  A veces pienso no escribir todas estas cosas que expongo, para evitarme los disgustos que acarrean, pero la fuerzas interiores que nos instigan compulsivamente a escribir, son superiores a las que se oponen. Así salen a la luz textos como este, que tocan intereses, que pueden aniquilarnos o hacernos daño, si se lo disponen.
Se supone, que en este tiempo en la República Dominicana, disfrutamos de una democracia plena, en la que yo, como cualquier otro ciudadano debe sentirse libre para expresar sus opiniones, sin que sienta temor a represalias.  Esto es lo hermoso de la democracia, en lo que, con el debate de las ideas, se contribuye al progreso de los pueblos.  En nombre de ese derecho constitucional que me asiste, como dominicano, he expuesto los criterios que tengo sobre la posible nominación vicepresidencial de Carolina Mejía.  No es un asunto personal contra ella, ni contra su todo poderoso padre, sino más bien, un asunto político, un debate de ideas, que he tratado por considerarlo de suma importancia para la nación, en lo concerniente al presente y al futuro de la patria.
Entiéndase, que no me estoy oponiendo a la nominación de Carolina, sino analizándola, para aclarar las dudas que sobre la misma tenemos, asegurando, que si esas dudas son despejadas con argumentos lógicos y veraces, seremos de los primeros en apoyarla, defenderla y promoverla. De mi parte, este recto.  En contraposición, queda a los que sustentan esta candidatura, despejar la incógnitas, principalmente las relativas a que no estamos frente a un caso, en que se persigue instaurar una dinastía familiar, que ésta candidata, verdaderamente aportará un caudal significativos de votos, que ésta sellará la unión del Partido, que ella tiene los méritos políticos y jerarquía por antigüedad partidaria para aspirar a esta posición por encima de tantos hombres y mujeres que desde muy jóvenes han sacrificado sus bienes y vidas por un Partido y un pueblo, al cual hoy se aspira a dirigir, y sobre todo, que contrario a lo que muchos piensan, con esta mujer de presidenta de nombre Carolina Mejía, sí podemos contar para llevar a cabo el verdadero proyecto de nación duartiano, que hemos estado proclamando en nuestros discursos de campaña electoral.
Finalmente yo pregunto: ¿es buena, válida y pertinente esta reflexión mía?
Una vez más, dejo la palabra a mis lectores.

Autor: Miguel Espaillat Grullón. Vive en Nueva York

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