NUEVA YORK.- La historia
de la literatura dominicana producida en Nueva York se remonta a
los inicios del siglo XIX. De acuerdo con académicos como Franklin Gutiérrez, se pueden
establecer etapas y corrientes cuyas marcas penden del establecimiento de
numerosos intelectuales, académicos, periodistas y escritores nacionales desde
1990 hasta el presente y, también, por la existencia de segundas y terceras
generaciones de dominicanos nacidos y formados académicamente en los Estados
Unidos que han incursionando en el terreno de las letras.
Gutiérrez considera que desde hace 25 años, los autores de
la diáspora dominicana se han distanciado de la melancolía y la nostalgia por
el suelo patrio; la idea es rebatida por la doctora en literatura Sharina Maillo-Pozo (SUNY-New Paltz),
especializada en el estudio de la producción contemporánea.
La nostalgia todavía es un eje central en las obras de la
diáspora dominicana en Nueva York; pero los autores han avanzado hacia la
creación y reconocimiento de un sujeto transnacional. “Hay una reflexión
bastante crítica sobre lo que está sucediendo en la isla, atraviesan barreras
intersticiales entre ambos lugares”, indicó.
También hay una preocupación creciente por los problemas
políticos con Haití, como se evidencia en la obra “Una boda en Haití”, de Julia
Álvarez (autora de “El tiempo de las mariposas”, sobre la vida de las
hermanas Mirabal). En su libro “Ubre Urbe” (2013) Francis Mateo describe
los encuentros y desencuentros de un escritor con la comunidad de Washington
Heights, en lo que Maillo-Pozo describe como una crítica a la relación
monetaria y utilitarista de la diáspora con la isla.
Ubre Urbe, poemario de Francis Mateo
publicado en 2013
La académica destaca la influencia de voces consagradas
como Josefina Báez, autora del texto teatral “Dominicanish” (2000),
considerado por la prensa cultural de la isla como el “máximo estado de
hibridación al que ha llegado la literatura dominicana”. “Es un texto que
hacerlo me enseñó mucho. Y la más híbrida…fui yo. Entrando en la vida de tantos
personajes. Y las miles referencias. Y los juegos entre tiempos y espacios”,
dijo Báez vía electrónica.
Se suman sus más recientes trabajos: “Levente no.
Yolayorkdominicanyork” (2012) y “As Is E” (2015). Otros personajes
indispensables son Angie Cruz con “Let it rain coffee” (2005); Nelly Rosario
quien debutó en 2007 con la novela “Song of the Water Saints” y, desde luego,
Junot Díaz, ganador del Premio Pulitzer de 2008 y su más reciente
novela “Así es como la pierdes”.
“Así es como la pierdes”, la obra más
reciente del ganador del Premio Pulitzer, Junot Díaz.
Sobre “Geographies of Home: A Novel” de Loida Maritza
Pérez (1999), Maillo-Pozo escribió un ensayo comparativo respecto a
“Carnaval de Sodoma”, publicada en República Dominicana en 2002 por Pedro
Antonio Valdez. Ambos autores, dice el estudio, “se adhieren a una nueva
manera de concebir las representaciones literarias dominicanas, ya sea desde la
perspectiva transnacional o desde una propuesta de cambio en la
conceptualización de la nación e identidad dominicana. (…) Ambos, de manera muy
distinta y en espacios diversos, cuestionan el carácter civilizador de la
ciudad sin adentrarse en las penurias del campesino y su cotidianidad”.
“El tragaluz del sótano” de Kianny N.
Antigua.
Otros nombres importantes son la laureada Dinorah
Coronado; Marianela Medrano, autora de la novela indigenista “Diosas de la
yuca” (2011); la consagrada poeta Yrene Santos, cuya recopilación “Me
sorprendió geométrica” fue publicada en 2013 y Kianny N. Antigua, una de
las voces dominicano-americanas emergentes más destacadas. Antigua publicó dos
libros en 2014 una colección de cuentos bajo el título “El tragaluz del sótano”
también bajo el sello Artepoética Press, y “Mía, Esteban y las nuevas
palabras”, una edición bilingüe de Alfaguara, donde los niños enseñan a perder
los prejuicios.
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