
La formación geológica del Diego de Ocampo, situado en la cordillera Septentrional, data de alrededor de 50 millones de años y tiene una altura de mil 249 metros que divide a Santiago con la provincia Puerto Plata, por el lado del municipio de Altamira.
En la falda existen 10 comunidades, entre estas El Pintalabios, El Gajo, Manaclas, Alto de Manaclas, El Pozo y La Cruz y Ranchito Piché, en donde los habitantes cuentan hoy con agua y energía eléctrica, aunque sus calles siguen en mal estado.
Luis Polanco, director ejecutivo de la Sociedad Ecológica del Cibao (Soeci), explicó que el cambio en 30 años es significativo, y los niveles de degradación que afectaban el área montañosa prácticamente han desparecido debido a labores conjuntas con la Secretaría de Medio Ambiente.
"Estamos hablando que en estos momentos tenemos un santuario con gran cantidad de aves que se reproducen, así como especies vegetales y animales", indicó Polanco.
Para ofrecer mayor atención fue levantado un centro de acogida con cafetería y además, levantan un mini mercado para que productores de la zona coloquen sus productos.
También cuentan con un centro agroecológico con capacidad para 50 visitantes, donde pueden dormir y comer.
El Instituto de Formación Técnico Profesional (Infotep), capacitó 24 mujeres de las distintas comunidades del entorno para preparar los alimentos.
El ex presidente de Soeci, Olmedo León, recordó que comenzaron a trabajar en el área protegida desde el año 1989.
Garantías de permanencia
Para darle continuidad a este proyecto de preservación ecológica, la Secretaría de Estado de Medio Ambiente y Recursos Naturales, ha decidido designar a un empresario de Santiago como administrador del Diego de Ocampo, cuyo nombre será anunciado el proximamente durante un acto en el Club Ranchito del Pico Diego de Ocampo.
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