lunes, 8 de septiembre de 2008

11:41 a. m.

JACQUELINE CHARLES / TMH
CABARET.
Haití.- "Tamasha, Tamasha'', gritaba desesperado Frantz Samedi, adentrado en aguas con lodo y escombros dejados por el paso del huracán Ike, que había arrastrado a su pequeña hija de 5 años de edad.
Durante más de dos horas, Samedi recorrió el paso de la corriente hasta que finalmente la encontró junto a otros once niños de edades comprendidas entre 1 y años. Tamasha, parecía estar dormida sobre una plancha de hormigón.
Frantz Samedi, con ojos incrédulos se abrió paso entre la multitud de sobrevivientes que contemplaba la macabra escena y con una botella llena de agua limpia, se arrodilló junto a su hija y compungido le lavó el lodo de su cuerpo.
"No puedo dejarla así'', dijo Samedi entre sollozos. "El que debería haber muerto soy yo''.
Ike le arrebató a Tamasha y los otros niños a sus familias cuando el domingo barrió este pueblo pobre junto al mar. La tragedia aquí es sólo una pequeña parte de la gran devastación que causó el huracán en todo el país.
Haití despertó el domingo entre un gran desastre humano en este pequeño pueblo al norte de Puerto Príncipe, la capital, donde poco después de las 2 de la madrugada la lluvia de Ike sacó a los vecinos de sus casas. Dos ríos desbordados se tragaron viviendas maltrechas, entrando con toda su fuerza por puertas y ventanas.
Ike mató por lo menos 61 personas en Haití, 57 de ellas en Cabaret, informaron las autoridades. Más de una docena eran niños, barridos por la lluvia y los ríos desbordados mientras sus padres buscaban refugio en medio de la tormenta.
Pero el saldo total de varias tormentas seguidas aumentó a más de 300, informó el domingo el gobierno. Aproximadamente 1 millón quedó sin vivienda ante el embate de cuatro tormentas consecutivas en este país de 8.5 millones de habitantes abrumado por la pobreza.
Lo que la tormenta tropical Fay, el huracán Gustav y la tormenta tropical Hanna dejaron en pie, Ike lo acabó, destrozando viviendas y cosechas, dejando comunidades enteras anegadas por inundaciones.
Y las ciudades más grandes --Gonaives y Cabo Haitiano en el norte, Les Cayes y Jeremie en el sur-- quedaron completamente aisladas de la capital y unas de otras.
En el poblado de Mirebalais, en la planicie central, Ike provocó el derrumbe de un puente que era la única ruta desde Puerto Príncipe hasta Gonaives, donde impera el hambre y donde por segunda vez en una semana decenas de miles de habitantes se subieron al techo de sus viviendas para escapar de las inundaciones. Los puentes que llevan a Gonaives desde Mount Rouis y Cabo Haitiano ya habían colapsado en los días anteriores y las carreteras estaban sumergidas.
"La situación es crítica'', dijo Joanas Gué, nuevo ministro de Agricultura de Haití, en una entrevista telefónica desde Mirebalais, donde esperaba que el gobierno, con la ayuda de la Misión de Estabilización de Naciones Unidas, pueda abrir un camino hasta Gonaives.
Otra infraestructura afectada fue el Dique Peligre, en el Valle Artibonite, en el noroeste, que genera electricidad para el país. El dique se llenó y hubo que abrirlo para evitar que se dañara, dijo Gué, quien agregó, que eso hará que las aguas suban todavía más en las ya inundadas comunidades de Artibonite antes de llegar a Grande Saline, que ya estaba inundada.
Aunque la mayor parte de los 300,000 habitantes de Gonaives se habían marchado el domingo a ciudades cercanas --en su mayoría en autobuses escolares, mientras otros tuvieron que salir nadando días antes-- unos 100,000 decidieron quedarse.
Mientras la realidad se hacía aparente, las autoridades locales culparon al gobierno nacional por no hacer suficiente y por permitirles construir viviendas en las márgenes de ríos.
Pero la culpa hizo poco por aliviar el golpe devastador a esta comunidad. Mientras los padres recorrían la zona llorando y gritando en busca de sus hijos perdidos, por todas partes había cadáveres. Un río arrastró a varios niños, otro a varios ancianos, dijeron los vecinos.
Las autoridades pasaron el domingo trabajando con la misión de Naciones Unidas en la evaluación de los daños y la policía estaba patrullando las calles.

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