KABUL.- Afganistán guardó una jornada de luto en
memoria de los 80 muertos en el ataque contra una manifestación en esta capital,
que el Gobierno afgano calificó de "mártires" para los que buscará
"venganza", mientras estudia posibles fallos de seguridad.
Las banderas afganas ondearon a media asta en los
edificios públicos de todo el país asiático, en recuerdo de los fallecidos en
el atentado de este sábado que además dejó 231 heridos según datos oficiales.
Canales de televisión y emisoras de radio emitieron
programas especiales con la lectura de versos del Corán, tras la acción
reivindicada por el grupo yihadista autodenominado Estado Islámico (EI) contra
una marcha pacífica de la etnia minoritaria hazara.
Dawa Khan Menapal, portavoz del presidente afgano, Ashraf
Ghani, declaró a Efe que el duelo nacional fue declarado oficialmente en una
reunión de urgencia del Consejo de Seguridad Nacional horas después del
sangriento ataque contra esta comunidad de la rama islámica chií, minoritaria
en un país de mayoría suní.
La sociedad civil ya había comenzado entonces a honrar a
las víctimas, la mayoría civiles, con vigilias nocturnas en Kabul entre velas,
rezos y la lectura del Corán.
Las redes sociales se llenaban de mensaje de condena y
muchos internautas incluían banderas afganas en sus perfiles en la red.
El presidente afgano ha ordenado que el escenario del
brutal ataque, DehMazang o villa de Mazang en dari, pase a denominarse Shuhada
Chawk, Plaza de los Mártires en esta lengua afgana.
Gani no se ha quedado en estos gestos y ha ido más allá
prometiendo venganza.
En un comunicado tras el atentado, su oficina aseguraba
que "ha ordenado a los órganos de seguridad vengar a las víctimas del
ataque terrorista del Daesh", acrónimo del EI en árabe.
"Como ha quedado claro que el Daesh estaba detrás del
incidente, nos vengaremos", sentenció, por su parte, su portavoz.
El Ejecutivo estudiará además posibles fallos de seguridad
en el incidente, para lo que creará una comisión dirigida por la Fiscalía
General de Afganistán en la que participarán funcionarios "y líderes
nacionales", explicó Menapal.
"Aquellos que sean encontrados culpables o de cometer
negligencia, serán tratados de acuerdo con el sistema legal", advirtió.
El anuncio de esta investigación llega después de que el
Ministerio del Interior afgano defendiera en un comunicado que había empleado
todos sus "servicios y capacidades" para garantizar la seguridad de
la marcha, pero los atacantes aprovecharon "el mínimo lapso y una
situación sensible" para atentar.
En este contexto, el Gobierno afgano ha decidido prohibir
durante diez días cualquier protesta pública por razones de seguridad.
La prohibición afecta en todo el país asiático a
"reuniones públicas y protestas", manifestó a Efe un portavoz del
ministerio, Najib Danish, quien apuntó que pretende "asegurar la seguridad
de los ciudadanos" en general y en particular durante los funerales de los
fallecidos en el ataque, que se esperan en los próximos días.
Los fallecidos serán enterrados en un parque del oeste de
la capital afgana dedicado al líder hazara Abdul Ali Mazari, donde esta
comunidad suele celebrar reuniones y rezos, según el denominado Movimiento
Esclarecedor, convocante de la manifestación contra la que se produjo el
atentado.
Los organizadores han anunciado que, a pesar de la
prohibición, convocarán nuevas protestas.
El atentado se produjo durante una marcha sin
connotaciones religiosas, que estaba convocada para protestar contra un plan
energético del Gobierno que los hazaras denuncian que excluye a una provincia
de esta minoría.
Los últimos datos oficiales son de 80 muertos y 231
heridos, aunque la misión de Naciones Unidas en Afganistán, UNAMA, eleva este
último a 291.
El portavoz del Ministerio de Salud Pública afgano, Ismail
Kawusi, manifestó a Efe que el dato oficial corresponde a los contabilizados en
hospitales públicos y no incluye a posibles heridos tratados en centros
privados.
El EI tiene presencia en el país asiático al menos desde
el año pasado, pero en marzo pasado las autoridades habían anunciado su
derrota, aunque sin que hayan cesado los combates contra esta formación ni los
ataques de este grupo.
La comunidad hazara forma parte del 9 % de chiíes en
Afganistán y en los últimos dos años ha sido objeto de ataques sectarios y
secuestros en grupo, reivindicados por los talibanes y también por los
yihadistas.
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