viernes, 29 de abril de 2016

11:42 p. m.


WASHINGTON.- Una persona que le dé un contrapeso a Hillary Clinton, pero no la opaque. Alguien que sea capaz de levantar su mano junto a la de ella y funcione a los ojos del público. Sobre todo una persona que responda a los próximos objetivos de la carrera presidencial demócrata.
Escoger a un compañero de fórmula es una parte importante en la próxima batalla. Y el círculo cercano a Clinton ya ha comenzado la búsqueda para el segundo al mando, desatando la especulación popular.

La campaña de la ex secretaria de estado ya cambió el tono y la estrategia y ha pasado desde enfocarse en las primarias contra Bernie Sanders, hacia la meta de la elección general, donde podría enfrentarse al republicano Donald Trump.
Pero la decisión del próximo candidato a vicepresidente se da en un contexto político complicado, donde Clinton necesita afianzar al apoyo en ciertos grupos de votantes, asegurar el apoyo en áreas clave y renovar su imagen.
Su candidato a vice presidente debe ayudarla a ganar y ahí entran varios factores en juego. Alguien que unifique al partido, que traiga el respaldo de ciertos votantes, que gane el apoyo en ciertos estados. Todo está relacionado”, aseguró el consultor demócrata José Parra, fundador de Próspero Latino.
Tras los votos esquivos
En una reciente entrevista Joel Benenson uno de los asesores principales de Clinton dejó a un lado la batalla con Sanders y se concentró en el siguiente paso: ¿Cómo derrotar a Trump?
“El desafío con un candidato como Donald Trump es que no es un candidato convencional y no lidera una campaña convencional y no responde a las preguntas de una manera convencional”, aseguró.
Actualmente la ex secretaria de estado tiene un problema evidente con los votos de hombres blancos, entre los que el magnate republicano tiene buena llegada.
Las encuestas realizadas luego de las primarias en la mayoría de los estados, muestran que este grupo es el más reacio a entregarle su apoyo.
Por ejemplo, en Ohio, un estado importante para noviembre, sólo un 42% de los hombres la apoyó, según la encuesta realizada por CNN luego de la primaria. Un descenso de 16 puntos en comparación al respaldo que logró en 2008.
“Clinton tiene un problema con el hombre blanco de clase obrera, esa es su debilidad más obvia”, explicó Parra.
Otro grupo esquivo son los jóvenes. En el mismo estudio efectuado en Ohio, sólo un 15% de las personas entre 18 y 24 años respaldaron a Clinton, en comparación con 85% para Bernie Sanders. Un comportamiento que se repite en varios estados.
“Vamos a hacer nuestro mejor esfuerzo para tratar de ganar el apoyo de quienes ahora se inclinan más por el senador Sanders”, comentó el secretario de prensa de Clinton Brian Fallon.
Los seguidores de Sanders tienen la ilusión de poner al senador de Vermont como segundo al mando, pero en círculos demócratas esa fórmula parece descartada.
La animosidad entre Clinton y Sanders luego de una larga y dura campaña, es un obstáculo imposible de superar.
Estados pendulares y cruciales
La campaña de Clinton ya ha comenzado a enfocarse en los llamados “estados péndulo” (swing states), áreas donde el apoyo a los partidos cambia fácilmente y que son decisivos para la elección presidencial.
La lista está encabezada por estados como Virginia, Ohio y Florida, que fueron los más difíciles de ganar en el ciclo electoral pasado en 2012.
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Todos han cambiado desde apoyar a George W. Bush en 2000 a respaldar a Barack Obama en 2008 y 2012.

Pero este es sólo el principio, estados como Colorado, Nevada, Iowa, New Hampshire, Carolina del Norte y Wisconsin, también jugaron un rol protagónico en la última elección y están en la mira de las campañas ahora.
Un potencial candidato a vicepresidente que tenga raíces locales en estas áreas, pudiera estar entre la lista de seleccionados de Clinton y con justa razón.
Nombres en circulación
Los senadores de Virginia Mark Warner y Tim Kaine se han mencionado como potenciales candidatos. Kaine, sobre todo, fue gobernador de Virginia.
El senador de Ohio Sherrod Brown, reclutaría apoyo en el estado y también representa a un sector más liberal del partido demócrata, lo que ayudaría a Clinton en el proceso de unificación.
Pero Brown rechazó el puesto antes de la oferta y dijo abiertamente en una entrevista que “no estaba interesado”.
En la lista también se ha hablado de candidatos que inspiren el voto de los jóvenes e hispanos, como el actual secretario de Vivienda Julián Castro y el secretario del Trabajo Thomas Pérez
Otro candidato que atraería el voto afroamericano es Deval Patrick es el gobernador de Massachusetts.
Sólo mujeres
“Comenzaremos con una lista amplia y luego la estrecharemos. No hay duda que habrá mujeres en la lista”, aseguró el jefe de campaña de Clinton John Podesta en una entrevista, levantando una ola de especulación.
La senadora de Massachusetts Elizabeth Warren es la primera en esta lista, sin embargo en Washington es conocido que Clinton y Warren no tienen química.
“Está claro que ninguna de las dos está cómoda con la otra”, aseguró Stephen Hess, analista del Instituto Brookings y ex asesor de los Presidentes Jimmy Carter y Gerald Ford.
Otros nombres de potenciales candidatas son la ex secretaria de seguridad nacional Janet Napolitano, la senadora de New Hampshire Jeanne Shaheen, la senadora de Minnesota Amy Klobuchar e incluso la senadora republicana moderada de Maine Susan Collins.
El efecto del vicepresidente
Expertos como Hess explicaron que la elección del candidato a vicepresidente en general no tiene un impacto profundo en los votantes, pero ha habido excepciones.
Cuando John Kennedy escogió a Lyndon Johnson, con ello aseguró Texas. Cuando John McCain escogió a Sarah Palin, con eso perdió votos, le habría ido mucho mejor sin ella”, dijo.
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Según Hess hay sólo un factor que realmente hace la diferencia en la mente de los electores. “Que el candidato se sienta cómodo con esa persona y eso se note”, agregó.

Otro punto relevante es el momento en que la campaña de Clinton anuncie el candidato.
Expertos coinciden en que probablemente lo harán luego de la convención republicana en julio. Un periodo ideal para capturar la atención de los medios.
Tiempo suficiente para trabajar en las opciones sobre la mesa y las negociaciones políticas necesarias para ganar al “candidato perfecto”.

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