viernes, 8 de julio de 2016

10:52 p. m.


LOS ÁNGELES. California.- Enrique Salas García tenía 6 años de edad cuando sus padres lo trajeron de México durante la ola migratoria de finales de la década de 1970.
Al terminar high school ingresó a los Marines para combatir en la Guerra del Golfo Pérsico en 1992. Después de cuatro años en combate fue dado de alta de las fuerzas armadas, pero permaneció en la reserva en caso de que sus servicios como soldado fueran requeridos.
Enrique Salas García sirvió como Marine en la Guerra del Golfo. ACLU
Pero en 2006, luego de haber vivido 29 años en Estados Unidos, el gobierno al que sirvió en el campo de batalla lo expulsó del país.
Salas García no había regularizado su residencia permanente y fue deportado tras pasar seis meses en una cárcel de California por posesión de droga, un delito que actualmente es menor, pero que bajo las leyes de inmigración es considerado serio.
El caso de Salas García es uno de los 59 que ha documentado la Unión Americana para las Libertades Civiles (ACLU) al elaborar un reporte en el que expone como un fracaso del gobierno estadounidense la ayuda que debieron haber recibido un sinnúmero de inmigrantes que sirvieron en las fuerzas armadas, pero que fueron deportados.
El informe “Discharged, Then Discarted” (dado de alta, luego descartado), fue hecho público este miércoles durante una conferencia de prensa en Los Ángeles.
De acuerdo con los abogados de la ACLU, todos los veteranos de guerra que han sido deportados tenían derecho a la ciudadanía por la vía del servicio militar.
El reporte no precisa cuántos inmigrantes que sirvieron en las fuerzas armadas han sido deportados, pero refiere que de 1999 a 2008 alrededor de 70,000 inmigrantes se enlistaron y estuvieron en activo.
En una casa de apoyo a los veteranos de guerra deportados, conocida como “El Búnker” y que se ubica en la ciudad fronteriza de Tijuana, México, se han atendido 239 exmilitares estadounidenses que fueron echados del país.
Actualmente se estima en 608,000 los veteranos de guerra inmigrantes que aún viven, según señala el mismo informe de la ACLU.
“El fracaso del gobierno federal para ayudar a naturalizar a inmigrantes que sirven en el ejército de Estados Unidos ha dado lugar a la expulsión de un número incalculable de veteranos, todos los cuales tenían derecho a convertirse en ciudadanos debido a su servicio”, recalcó la organización de defensa de derechos civiles.
La ACLU hace una serie de recomendaciones entre las que destacan reestablecer la discreción judicial a los jueces de inmigración para que consideren el servicio militar como beneficio para que no sean deportados, que Inmigración y Aduanas (ICE) imponga moratoria en órdenes de deportaciones de quienes sirvieron en activo, y que se reabran los casos de quienes ya han sido expulsados para que puedan solicitar la ciudadanía.
Los 59 casos que documentó la ACLU representan a veteranos de guerra de 22 países, algunos de ellos que sirvieron en la guerra de Vietnam y otros en las operaciones Tormenta del Desierto y Libertad Duradera en Irak.
“Una vez que regresaron de servicio estuvieron sujetos a las leyes severas de inmigración que reclasifica muchos delitos menores como delitos serios para ser deportados”, expone el informe.
Bardis Vakili, abogado de ACLU que colaboró en el reporte, consideró que Estados Unidos les ha dado la espalda en el momento en que esos veteranos de guerra más necesitaban la ayuda del gobierno para rehabilitar sus vidas después del servicio militar.
“Este es un trágico y vergonzoso ejemplo de cómo nuestro sistema de inmigración está descompuesto”, agregó Vakili.

 



Veterano de EE.UU. protesta en Tijuana por las deportaciones de militares.



Enrique Salas García sirvió como Marine en la Guerra del Golfo. ACLU 





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