ECUADOR.- El mandatario Rafael Correa,
que se encuentra de regreso desde el Vaticano, tuiteó que la "cifra
oficial de fallecidos sube a 233", mientras que la Subsecretaría de
Gestión de Riesgos destacó que el número de heridos llegaba a 1.557.
La noche de este sábado se produjo un potente sismo de 7,8 grados en la costa
central de Ecuador que ha dejado daños severos en las poblaciones de
Pedernales, Portoviejo y Manta.
Ecuador amaneció este domingo aturdido y con un panorama
desolador luego del terremoto. Al menos 14.000 elementos de la fuerza pública
fueron movilizados en el marco del estado de excepción decretado en seis
provincias tras el terremoto. Las autoridades pidieron ayuda internacional y
prevén que aumente la cifra de víctimas conforme avanzan las tareas de búsqueda
y rescate.
En Pedernales, una de las poblaciones más cercanas al
epicentro del potente terremoto registrado la noche del sábado, había un
sinnúmero de edificaciones en escombros y la gente deambulaba por las calles
tras haber soportado una lluvia intensa toda la madrugada.
En el transcurso de la mañana llegó maquinaria pesada para
ayudar en la remoción de escombros en Pedernales, al tiempo que la policía y
las fuerzas armadas buscaban poner orden en medio del caos y destrucción.
El vicepresidente Jorge Glas, dijo a periodistas que la
cifra de muertos "inevitablemente va a aumentar".
"Hemos movilizado 240 profesionales de la salud...
vamos a hacer un recorrido por las zonas afectadas", agregó.
"Las telecomunicaciones están al 41%. Se están
instalando estaciones móviles para mejorar cobertura y garantizar cobertura en
estos momentos", destacó.
Añadió que no se presentaron daños significativos en obras
de infraestructura hidroeléctrica ni en una refinería, que luego de una última
inspección entrará en funcionamiento.
En Pedernales, cientos de personas pasaron la noche en las calles apenas
cubiertas con mantas. Un residente que no quiso identificarse tenía a su lado,
en el suelo, los cadáveres de su esposa y una hija, quienes murieron por el
sismo. Esperaba ayuda para llevarlas al cementerio.
El poblador de Pedernales Gari Coveña dijo a la AP allí:
"solo quedan dos o tres edificios, que quedaron parados". Agregó que
hubo saqueos en los almacenes más grandes de la población.
Mientras llegaban las primeras luces del amanecer del
domingo, la policía entraba a la zona y trataba de poner algo de orden en el
caos, mientras los sobrevivientes, usando solo las manos, empezaron la tarea de
remover escombros buscando a sus seres queridos.
Las vías de acceso estaban literalmente cortadas por
derrumbes frecuentes.
Otro hombre, que no quiso ser identificado, dijo en medio
de sollozos: "todos hemos perdido a familia. Hay muchos muertos en las
calles y bajo los escombros, muchos que están atrapados debajo de casas y
edificios. Pedernales está destrozada, prácticamente no queda nada en pie.
Esperamos que el gobierno nos ayude de alguna manera. Pedimos ayuda. Todo está
destrozado".
Cerca de la población de Manglaralto, en la costa central
del país, Efraín Luna dijo a The Associated Press que "el susto fue
terrible. Nunca he sentido un sismo tan potente en mi vida. Donde estamos es
una comuna pequeña y la gente salió a las calles y subió a lomas por el miedo a
un tsunami".
En medios sociales circulaban imágenes de viviendas
reducidas a escombros, un centro comercial con el tejado destrozado y
estanterías que se zarandeaban en supermercados, así como un viaducto que se
derrumbó sobre una autopista, atrapando un automóvil. En Manta, el aeropuerto
se cerró después de que la torre de control colapsara, hiriendo a un
controlador aéreo y un guarda de seguridad.
El gobierno declaró estado de excepción horas antes el
domingo, después de que este terremoto que además causó amplios daños
materiales en la mayor parte de las poblaciones de la provincia de Manabí, en
Guayaquil, la capital y otras ciudades importantes.
El epicentro del terremoto se produjo en una zona poco
poblada de puertos pesqueros y playas turísticas, 170 kilómetros (105 millas) al nordeste
de la capital, Quito.
Gabriel Alcívar, alcalde de Pedernales, una localidad de
40.000 habitantes cerca del epicentro, pidió a las autoridades que enviaran
excavadoras y equipos de emergencia, ya que decenas de edificios se habían
derrumbado en la ciudad, atrapando a los residentes bajo los escombros. El
alcalde informó de algunos incidentes de pillaje en el caos inicial, pero
indicó que las autoridades estaban demasiado ocupadas tratando de salvar vidas
como para restaurar el orden.
El presidente, Rafael Correa, que estaba en el Vaticano,
firmó un decreto declarando el estado de excepción y estaba por regresar desde
Roma. En mensajes en su cuenta de Twitter, pidió a los ecuatorianos que se
mantuvieran firmes y que esperaba estar de vuelta en el país para el domingo
por la tarde.
Las autoridades anunciaron el despliegue de 10.000
miembros de las Fuerzas Armadas, así como 3.500 policías, para asistir en las
tareas de rescate y mantener el orden público. También se enviaron 200 bomberos
a Pedernales y 300 a
Manabí, según un comunicado de la Secretaría de Gestión de Riesgos.
En la capital, el movimiento telúrico fue sentido durante
aproximadamente 40 segundos y la gente huyó temerosa de los edificios hacia las
calles. Quito está a unos 170
km (105
millas) del epicentro del sismo.
Se cancelaron eventos deportivos y conciertos en todo el
país hasta nuevo aviso.
José Villacís, residente en Portoviejo, dijo a The
Associated Press: "hay mucha destrucción en el centro de la ciudad. Se han
caído puentes, paredes y cerramientos. Conozco gente que ha muerto. Todos
estamos muy nerviosos, se están sintiendo réplicas que nos dan más miedo".
El Servicio Geológico de Estados Unidos situó el epicentro
del sismo a una profundidad de 19
km (11,8
millas), 27 kilómetros (16 millas) al sur-sureste
de Muisne, Ecuador.
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Una mujer llora este domingo 17 de abril de 2016 junto a una casa destruida la víspera por un terremoto en Pedernales, Ecuador
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