
Al cierre, la Cámara Alta no había votado y aparentemente el plan parecía encaminado a otro voto partidista pese al cabildeo emprendido por el propio presidente Barack Obama.
La versión de la Cámara Baja se aprobó la semana pasada sin el apoyo de ningún congresista republicano.
El líder de la mayoría demócrata del Senado, Harry Reid, insistió en que tenían los votos para aprobar la medida.
Los demócratas controlan 58 escaños y la medida requiere 60 para su aprobación. Pero según Reid, tienen el apoyo de "dos o tres republicanos".
En un momento del debate, Reid dijo que los republicanos no podrán reescribir el proyecto apartándose del objetivo central del proyecto que es generar o preservar hasta cuatro millones de trabajos.
"Ellos (los republicanos) no pueden tomar al presidente de Estados Unidos como rehén", dijo Reid.
De todos modos, el plan que emerja debe conciliarse con la versión de la Cámara Baja.
La idea es tratar de enviar una versión conciliada a Obama a mediados de este mes.
El masivo plan se ha descrito como la pieza legislativa inicial más importante de su recién estrenado mandato.
El Mandatario ha dicho que el plan es vital para evitar una "catástrofe" económica con el empeoramiento de la recesión.
Obama no ha dejado nada a la suerte y ayer incluso el Washington Post publicó una pieza editorial del presidente explicando la urgencia del plan.
"Si no se hace nada, esta recesión persistirá por años. Nuestra economía perderá otros cinco millones de trabajos. El desempleo llegará a dobles dígitos y nuestra nación se hundirá más en una crisis que en algún punto no podremos revertir", advirtió Obama.
Sólo el año pasado EEUU perdió 2.6 millones de trabajos. Y este año se han desechado miles de empleos. Este viernes se anticipa un sombrío reporte del Departamento del Trabajo, sobre el índice nacional de desempleo correspondiente a enero, el primer mes del 2009.
Ayer, Obama hizo un llamado a los dos partidos: "El momento de hablar se acabó. El momento de acción es ahora".
El lunes en la noche, Obama conducirá su primera conferencia de prensa a la hora de mayor audiencia para, entre otras cosas, exponerle al país la urgencia del plan de estímulo.
El debate se centró en varias enmiendas en tanto se negociaba una propuesta para eliminar hasta 100,000 millones de dólares del proyecto que ya había llegado a 920,000 millones.
Un grupo bipartidista de senadores moderados encabezados por el senador demócrata Ben Nelson, y la senadora republicana, Susan Collins identificaron 80,000 millones de dólares en potenciales recortes al plan.
El Senado rechazó ayer varias enmiendas republicanas que buscaban reducir los gastos y proveer más reducciones de impuestos.
Durante el día, el jefe de gabinete de Obama, Rahm Emanuel, dijo a un grupo de periodistas hispanos en la Casa Blanca, que el plan de estímulo es vital para la comunidad latina que ha sido duramente afectada en los rubros que el proyecto pretende abordar.
Con las reducciones tributarias enfocadas en las familias de clase media, proyectos de infraestructura y de otra índole que generarán 3.5 millones de trabajos, mayores beneficios médicos y educativos, "los hispanos, como otras comunidades, se beneficiarán" del plan, dijo Emanuel
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